El método que te propongo te permite, aunque no tengas experiencia en chamanismo, realizar viajes chamánicos a la realidad no ordinaria para obtener información y conocimiento sobre cuestiones importantes de tu vida.

miércoles, 6 de octubre de 2010

LAS FUENTES DEL AMOR



El sol va cayendo lentamente hacia el horizonte. Suaves nubes rojas se alargan, se difuminan, forman figuras animadas. Leones, tigres y dragones. Bocas inmensas que se abren generando formas imposibles. Gansos salvajes, guerreros, jinetes…

_ ¡Quiero ver a mi maestro!

Una figura humana danza frente a mí, sus brazos y sus piernas generan un movimiento fluido, enérgico, poderoso. Su silueta se recorta sobre el cielo rojo del atardecer. El tambor es una prolongación de si mismo y con un ritmo constante rasga el silencio. Nada se mueve, la calma es total, se ha detenido el mundo, solo el sonido del tambor y la danza existen en este momento. Me acerco lentamente, suavemente, la figura se gira y me mira, es mi maestro… sus ojos limpios, azules y profundos me miran fijamente. Siento todos los atardeceres del desierto reflejados en ellos, todo el azul del cielo, toda su inmensidad…

­­_ ¿Qué me pasa con el amor, maestro?

Me pidió que lo siguiera, nos sentamos junto al fuego y empezó a contarme una historia. Era la historia de mi vida, cada detalle, cada pasaje estaba cargado de emoción, de fuerza, de ternura. Me recordó los momentos en que siendo pequeño jugaba con el hielo, con los chuzos de hielo que colgaban brillantes y transparentes de las hierbas de la acequia. El mirlo casi muerto de frío en aquella mañana silenciosa y blanca, el mirlo levantando el vuelo desde mis manos para internarse en lo más profundo del arroyo…

_ ¿Y ahora, que me pasa ahora?

_ Voy a contarte una historia. Esta es una historia muy antigua, tan antigua que se remonta al origen de la humanidad.

Cuando el hombre empezó a habitar en este planeta, cuando todavía difícilmente se podía distinguir de otros animales empezó a erguirse en la sabana, empezó a levantar la cabeza y a sentir a través de ella la llamada del cielo. Sus pies se asentaban en la tierra, su cabeza buscaba el cielo y la conexión se hizo.

Los dioses supieron que a partir de ese momento la evolución del hombre seria imparable y tuvieron miedo. Tuvieron miedo de que el hombre algún día quisiese ser como ellos. El dios de la sabiduría reunió un día a todos los dioses y reconoció que efectivamente estos temores eran fundados, el hombre tenía todo el potencial necesario para ser un dios.

¿Cómo evitarían esto?  Hay algo, dijo otro, que podemos hacer. Debemos evitar que el hombre entre en contacto con las fuentes del amor. Si entra en contacto con ellas acabara siendo como nosotros. Debemos esconder las fuentes del amor en un lugar donde el nunca las pueda encontrar.

El dios de la sabiduría hablo de nuevo. Yo conozco al hombre, el es capaz de crecer y evolucionar utilizando todos los recursos del entorno para su beneficio, ahí radica su gloria y su desgracia. Escondamos las fuentes del amor en el fondo de su corazón, ahí nunca las irá a buscar.

Un lagrima rodó por mi mejilla… sentí de pronto toda mi historia personal, todos mis amores y desamores, mi búsqueda incansable…

El crepúsculo lo inundaba todo, mi maestro se despidió de mi con una sonrisa y continuó su danza cósmica. Su silueta se empezó a confundir con la oscuridad de la noche, con el silencio, con la nada. Yo podía descansar en paz, por fin podía descansar en paz en la soledad de la noche, en la soledad de la nada…